En apenas seis años, Beéle, el joven artista de 22 años originario de Barranquilla, ha escalado de la escena local a convertirse en una de las voces más cotizadas del pop urbano. Su éxito no solo se mide en festivales y reproducciones, sino en el millonario caché que ha alcanzado por presentarse en fiestas privadas, lo que lo ha convertido en una figura de lujo en el mercado de eventos exclusivos.
El caso que ha acaparado la atención de los medios fue su actuación en la fastuosa quinceañera de Rafaela Acuña, hija del político peruano Richard Acuña. Según diversas fuentes del espectáculo, el artista habría recibido entre 150,000 y 250,000 dólares por su show. Esta cifra, que según reportes no incluye los gastos de vuelos y hospedaje, lo posiciona en un nivel de exclusividad muy por encima de otros artistas del género.
La celebración, catalogada como una de las más lujosas del año en Perú, se distinguió por su opulencia y por la presencia del artista colombiano, cuya participación no se había anunciado previamente.

El valor de su concierto fue un tema de debate en redes sociales, donde muchos usuarios calificaron el gasto como una «cachetada a la pobreza», mientras que las imágenes de la joven homenajeada bailando en el escenario con Beéle se viralizaron rápidamente.
El ascenso de Beéle, que comenzó a tomar fuerza en 2019 con su éxito «Loco», ha sido meteórico. Su capacidad para generar valor en el mercado de eventos privados demuestra que en la industria musical actual, el éxito no solo se mide por las listas de popularidad, sino por la exclusividad que los artistas pueden ofrecer. El caso de la quinceañera de Rafaela Acuña evidencia el lugar privilegiado que el cantante de «Si te pillara» ocupa hoy en la industria.






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