Birmingham, la cuna del heavy metal, fue testigo de una noche histórica, el último concierto de Ozzy Osbourne y Black Sabbath. Este épico evento reunió a la formación original de la banda, marcando el fin de una era en la música y transformándose en una celebración inolvidable para miles de fanáticos del género. El legendario concierto, titulado Back to the Beginning, se realizó en el estadio Villa Park.

La expectación era palpable, ya que Ozzy Osbourne, Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward compartieron el escenario por primera vez en dos décadas. A sus 76 años, y a pesar de su batalla contra la enfermedad de Parkinson, Ozzy Osbourne dominó la velada desde un trono negro. Su voz resonó, llevando al público a corear cada canción.

“Gracias de todo corazón”, expresó Osbourne antes de interpretar “Paranoid”, sellando uno de los momentos más icónicos de la noche. El concierto se convirtió en un vibrante homenaje al legado de Black Sabbath. Participaron gigantes del rock como Metallica, Guns N’ Roses, Slayer, Pantera, Tool y Anthrax.

Estas bandas interpretaron versiones de los clásicos de Black Sabbath, mezclándolos con sus propios éxitos. “Sin Black Sabbath no habría Metallica”, afirmó James Hetfield, destacando la influencia fundamental del grupo en generaciones de músicos.

Más allá de la música, el evento tuvo un propósito solidario. Todos los ingresos, tanto de la transmisión en vivo como de la taquilla, se destinaron a organizaciones benéficas como Cure Parkinson’s. También se beneficiaron el Hospital Infantil de Birmingham y el Hospicio Infantil Acorn. Esto demostró que la banda priorizó un homenaje sincero.

Momentos memorables como la interpretación de “Walk This Way” con Steven Tyler, Ronnie Wood y Travis Barker, y “Whole Lotta Love” junto a Tom Morello y Chad Smith, subrayaron el espíritu colaborativo que ha caracterizado la historia del rock. El actor Jason Momoa presentó el evento, añadiendo un toque ceremonial.

Fue una noche que trascendió un simple concierto: “Fue el fin de una era”. Black Sabbath, con dos premios Grammy y un lugar en el Salón de la Fama del Rock and Roll, eligió cerrar su ciclo en su natal Birmingham. Miles de fanáticos rindieron un último homenaje al “Príncipe de las Tinieblas”.

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