El pasado 8 de abril de 2025, la discoteca Jet Set en Santo Domingo se desplomó durante un concierto del merenguero Rubby Pérez, dejando 236 muertos, incluido el artista. Este jueves, las autoridades arrestaron a los propietarios, Antonio y Maribel Espaillat, acusados de homicidio involuntario por negligencia en la seguridad del local.
La tragedia ocurrió ante más de 500 asistentes, cuando el techo colapsó sin previo aviso. Un exempleado alertó a Antonio Espaillat sobre los riesgos estructurales, según mensajes obtenidos por la fiscalía. “Nadie quería que pasara, incluso muchas de la familia que estuvieron ahí se han solidarizado con la familia Espaillat”, declaró su abogado, Miguel Valerio, tras el arresto.

El Jet Set, un ícono nocturno dominicano por medio siglo, nunca pasó inspecciones estructurales. Antonio admitió en abril que el techo, con filtraciones históricas, fue reparado con yeso antes del concierto. La fiscalía apunta a esta negligencia como causa del desastre, agravado por el peso de equipos de aire acondicionado en el tejado.
La hija de Rubby Pérez exigió justicia en las redes sociales. “El tiene que ser responsable no solo ante mí, sino ante todo un pueblo”. Más de 70 demandas civiles han surgido contra los Espaillat y las autoridades locales. El caso ha impulsado al gobierno dominicano a proponer regulaciones más estrictas para locales nocturnos.
Los cargos de homicidio involuntario podrían llevar a penas de tres meses a dos años, aunque la magnitud del caso podría endurecer las sanciones. Mientras una investigación internacional analiza el colapso, la sociedad dominicana espera respuestas. ¿Podrán las familias encontrar justicia tras una tragedia que marcó al país?






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