El sábado 17 de mayo , Andrés Calamaro desató una tormenta en la Arena Cañaveralejo de Cali, Colombia, tras un gesto que no pasó desapercibido.
En pleno concierto, mientras interpretaba “Flaca”, el argentino tomó una chaqueta roja, simuló un pase de toreo y la arrojó al suelo, dedicando la canción a “todos los toreros, ganaderos, banderilleros y aficionados que se quedan sin trabajo”.
El público, en un contexto donde las corridas de toros están prohibidas desde 2027, respondió con abucheos y silbidos. Ofendido, Calamaro soltó el micrófono, lanzó un “Están cancelados y bloqueados; hasta nunca” y abandonó el escenario por dos minutos, aunque luego regresó para completar las 22 canciones previstas.
La Arena Cañaveralejo, antigua plaza de toros, es un símbolo sensible en Cali, donde la tauromaquia ha sido reemplazada por eventos culturales tras una orden judicial. El gesto de Calamaro, conocido por su defensa de esta tradición, fue visto como una provocación por los asistentes, muchos de los cuales lo acusaron en redes sociales de hacer apología al maltrato animal.
La controversia llega en un momento álgido, con Colombia debatiendo la prohibición de espectáculos de este tipo, aprobada hace un año por el Congreso.
En Instagram, Calamaro no se quedó callado. “Curiosamente los aficionados somos decentes y educados padres de familia que jamás maltratamos animales, pero los animalistas no saben hacer otra cosa que insultar y desear sangrientas consecuencias para quienes elegimos libremente qué hacer con nuestro tiempo”, escribió. También cuestionó la prohibición en Cali, asegurando que “Cali jamás votó ni fue a referendo para cerrar la plaza”.
El incidente pone en duda cómo será recibido Calamaro en sus próximos shows en Colombia: Medellín (23 de mayo), Manizales (25 de mayo), Bogotá (29 de mayo) y Barranquilla (31 de mayo). Su postura, que él defiende como parte de la “cultura y libertad” colombiana, ha avivado un debate que trasciende la música. ¿Podrá el argentino apaciguar los ánimos en sus siguientes presentaciones?
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