Este viernes 28 de febrero de 2025, Jorge Oñate, el eterno “Jilguero de América”, vuelve a sonar en cada rincón de Colombia, cuatro años después de su fallecimiento el 28 de febrero de 2021 por complicaciones de COVID-19. En el aniversario de su partida, Twitter Colombia se inundó recordando al ícono que transformó el vallenato, llevándolo de los patios cesarenses al corazón de la cultura latina. Su voz, que marcó más de 50 años de carrera, sigue viva en clásicos que hoy resuenan como himnos.

Nacido en La Paz, Cesar, el 31 de marzo de 1949, Oñate rompió moldes en 1972 al convertirse en la voz líder del conjunto de los Hermanos López, acompañando a Miguel López a ganar el título de Rey Vallenato. Con temas como “Qué Dolor” de Luis Enrique Martínez y “La Vieja Gabriela” de Juan Muñoz, desafió la tradición de que el acordeonero fuera el cantante, abriendo un nuevo capítulo para el género. “Partí el Festival de la Leyenda Vallenata en dos”, decía con orgullo, destacando su hazaña repetida en 1992 con Álvaro López. Su legado creció al grabar con leyendas como Colacho Mendoza, Juancho Rois y Gonzalo “El Cocha” Molina, dejando éxitos como “Mujer Marchita” y “Nació Mi Poesía”.

Oñate defendió el vallenato costumbrista con una pasión inquebrantable. “Nunca me salí de ese estilo, era mi identidad musical”, afirmó en charlas que hoy resuenan en redes. Su disciplina lo mantuvo vigente, llevando la cadencia y poesía del folclor a generaciones con canciones como “La Paz es Mi Pueblo” y “Ruiseñor de Mi Valle”. En 2010, su Grammy Latino a la Excelencia Musical lo consagró como un tesoro nacional, un reconocimiento que llevó en caravana a su tierra natal entre aplausos y mariachis. “Es como un Nobel musical”, dijo, marcando su huella global.

Cuatro años tras su muerte en Medellín, lejos de su Cesar querido, el “Jilguero” vive en los corazones de sus fans. Twitter Colombia lo celebra hoy con videos y recuerdos, mientras sus hijos como Jorge Luis Oñate mantienen su música viva. “El vallenato es mi corazón”, decía, y su voz sigue siendo un eco eterno.

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