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Marc Anthony desató una tormenta de salsa y pasión en la noche inaugural del Festival de Viña del Mar 2025, el domingo 23 de febrero, en la Quinta Vergara. La edición 64 de este icónico evento, el más grande de Latinoamérica, arrancó con el puertorriqueño como el gran protagonista, demostrando por qué sigue siendo el indiscutible “Rey de la Salsa”. Frente a 15,000 almas enfervorizadas, el cantautor hizo temblar el anfiteatro con un show que dejó a todos sin aliento.

Desde el primer acorde, Marc Anthony se adueñó del escenario. Con éxitos como “Valió la pena” y “Hubo alguien”, la ovación fue ensordecedora, y el público chileno no paró de corear. Pero el momento que robó corazones llegó cuando rindió homenaje a leyendas latinas: cantó “Abrázame” de Juan Gabriel, “Y cómo es él” de José Luis Perales y “La Almohada” de José José, llevando la emoción a otro nivel. Su voz, cargada de potencia y sentimiento, convirtió la noche en un viaje inolvidable por la música que une generaciones.

El festival, que se extiende hasta el 28 de febrero, debutó con una dupla estelar en la conducción: Karen Doggenweiler y Rafael Araneda, quienes dieron la bienvenida a una programación de seis días repleta de estrellas como Sebastián Yatra, Duki, HaAsh e Incubus. Pero fue Marc quien marcó el tono, respaldado por un escenario renovado con más de 1,000 metros cuadrados de pantallas LED y efectos 3D que hicieron de su actuación una experiencia inmersiva, como prometió Daniel Merino de Bizarro.

No todo fue brillo musical. La competencia internacional enfrenta polémica con “Infernodaga” de Dani Ride, acusada de “sacrilegio” por líderes religiosos y políticos como José Antonio Kast por su letra sobre diversidad sexual. Sin embargo, la dirección del festival mantuvo su apoyo, y el foco sigue en artistas como Marc Anthony, quien ya tiene las entradas de su noche agotadas tras una gala inaugural el viernes que deslumbró.

Con este arranque arrollador, Marc Anthony no solo abrió Viña del Mar; lo conquistó. Su reinado en la salsa sigue intacto, y Chile lo recibió como a un rey que nunca decepciona.