Joaquín Sabina, uno de los artistas más influyentes de la música en español, ha logrado una conexión única entre la lírica popular y la literatura, dando lugar a canciones que no solo son melodías memorables, sino auténticas obras literarias. Aunque su talento como letrista es ampliamente reconocido, no fue sino hasta los últimos años cuando se empezó a estudiar su obra desde una perspectiva académica, apreciando la profundidad literaria de sus letras.

En su libro La biblioteca de Joaquín Sabina: influencias e intertextualidades en sus letras, se profundiza en las fuentes literarias que inspiran al cantante, argumentando que, como todo creador, su originalidad es el resultado de su relación con otros textos y autores previos. Esta teoría, que aboga por la intertextualidad, sugiere que ningún texto es completamente original, sino que responde y se enriquece con los anteriores.

Los poetas y letristas que moldearon a Sabina

Sabina no nació en un vacío cultural, y su estilo es testimonio de su aprendizaje de otros poetas y compositores, tanto de la tradición española como de la latinoamericana. Entre sus influencias se encuentran poetas como Pablo Neruda y César Vallejo, cuyos trabajos dejaron una huella significativa en la forma en que Sabina utiliza la lengua y los recursos poéticos. Los elementos religiosos y los pasajes bíblicos son una constante en su obra, algo que probablemente aprendió de Vallejo, quien ya usaba la religión como metáfora en sus escritos.

Por otro lado, los bares y cantinas que aparecen recurrentemente en las letras de Sabina recuerdan a los mundos que José Alfredo Jiménez pintó en sus canciones. Sin la influencia de Georges Brassens y Javier Krahe, la perfección formal y el humor presente en las composiciones de Sabina probablemente no serían tan distintivos. Además, su fascinación por los trenes, otro de sus temas recurrentes, se debe a la inspiración de Bob Dylan, quien también abordó este elemento en su música.

Las palabras prestadas: influencias directas y guiños literarios

Una de las características más interesantes de las letras de Sabina es su uso de fragmentos tomados de otros autores, de forma deliberada y como un recurso literario. Estos préstamos no deben entenderse como plagios, sino como homenajes y guiños a las obras que han marcado su desarrollo artístico.

Un ejemplo claro es el uso de «boca de fresa» en la canción Princesa, tomado del famoso poema Sonatina de Rubén Darío. También, en Peces de ciudad, Sabina toma prestados versos del poeta Félix Grande, lo que enriquece sus letras y establece una conversación con la tradición literaria. Estas citas textuales, ocultas a veces a simple vista, ofrecen una capa adicional de profundidad para quienes son capaces de identificar la referencia.

En resumen, las letras de Joaquín Sabina no solo son una muestra de su talento, sino también un intrincado entramado de influencias literarias y préstamos intertextuales. A través de sus canciones, Sabina crea un diálogo con escritores y poetas de diferentes épocas y geografías, lo que convierte cada una de sus composiciones en una obra en constante conversación con el pasado literario.

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